Medicinas baratas, consecuencias caras
Aumenta el mercado negro de medicamentos en México
El mercado negro de medicamentos continúa expandiéndose en México, impulsado por la necesidad económica de la población y la falta de control efectivo. En varios tianguis de la alcaldía Gustavo A. Madero, como los de Victoria Oriente y León Cavallo, se venden fármacos a precios hasta cuatro veces más bajos que en farmacias, pese a los riesgos que esto representa para la salud pública.
Durante un recorrido realizado por La Silla Rota, se documentó la venta de Trayenta, un medicamento utilizado para tratar la diabetes tipo 2, en 600 pesos, cuando su precio en farmacias puede superar los 2,000 pesos. También se hallaron productos como Minipres, Losartán y Weserix, comercializados sin receta y en condiciones irregulares.
Los vendedores aseguran que los productos “les van llegando” y que no siempre tienen disponibilidad. Aunque las cajas de medicamentos suelen llevar marcas reconocidas como Pfizer, muchas se encuentran abiertas, maltratadas o sin fecha clara de caducidad.
Esta práctica ilegal no es exclusiva de algunos tianguis. Tepito, El Salado y San Felipe de Jesús se mantienen como puntos críticos, pero la venta irregular ya se extiende a mercados, redes sociales y sitios web. Según Juvenal Becerra Orozco, presidente de la Unión Nacional de Empresarios de Farmacias (Unefarm), las entidades con mayor actividad de comercio irregular son Ciudad de México, Michoacán y Jalisco.
En internet, plataformas como Facebook Marketplace y Mercado Libre permiten el acceso a medicamentos sin receta a precios mucho menores. Trayenta, por ejemplo, aparece desde 300 pesos. Sin embargo, las páginas suelen desaparecer rápidamente, lo que dificulta rastrear a los responsables.
El impacto es profundo. Según la Asociación Mexicana de Industrias de Investigación Farmacéutica (AMIIF), el mercado irregular representa 30 mil millones de pesos anuales, con consecuencias directas en la salud. “En el mejor de los casos, el producto no hace efecto; en el peor, puede matar”, alertó Larry Rubin, director ejecutivo de la AMIIF.
Además del riesgo de consumir productos falsificados, adulterados o caducados, se detectó la presencia de medicamentos muy populares, como Pepto Bismol, Vick o Iliadin, junto a productos cosméticos de marcas reconocidas como Nivea, L’Oréal y Eucerin.
Los expertos coinciden en que uno de cada diez medicamentos en el mundo es falso, y en América Latina el porcentaje se eleva al 30%, según datos de la OMS y la Federación Latinoamericana de la Industria Farmacéutica (Fifarma). Durante la pandemia, también se sumaron analgésicos, antiácidos y descongestionantes a la lista de productos falsificados.
Rubin advirtió que el crimen organizado ha encontrado en este mercado una fuente rentable, con un bajo nivel de fiscalización. En ese sentido, tanto la AMIIF como la Unefarm piden un trabajo conjunto con las autoridades, y hacen un llamado a la ciudadanía para que solo compre medicamentos en farmacias establecidas.
Para detectar un medicamento falso, recomiendan revisar que el empaque esté cerrado, verificar la caducidad y comparar con imágenes oficiales en línea. Además, insisten en que es vital exigir la receta en caso de medicamentos controlados.
El avance del mercado negro de medicamentos refleja una crisis de salud pública y regulación, donde la urgencia por tratamientos baratos está dejando a millones de personas en riesgo por productos ineficaces o peligrosos.
