Niño de 12 años cae muerto en cancha

¿Cómo se desplomó el menor en plena práctica?

La comunidad de Avilés quedó sumida en un shock absoluto cuando un niño de 12 años cayó fulminado durante su entrenamiento de baloncesto en el polideportivo del colegio San Fernando. Todo ocurrió el martes por la tarde, en un ambiente que parecía completamente rutinario.
El menor comentó al monitor que “se sentía mal” y, segundos después, se desplomó sin advertencia, provocando un momento de pánico entre los presentes. Los entrenadores reaccionaron de inmediato y llamaron a los servicios de emergencia, mientras intentaban auxiliarlo a toda prisa.
Sin embargo, pese a los esfuerzos de los sanitarios, el niño murió pocos minutos después, dejando una escena devastadora para compañeros, familiares y personal del centro deportivo.

¿Qué se sabe sobre la muerte súbita en Asturias?

El estudiante, quien cursaba en el instituto Carreño Miranda y entrenaba en una de las secciones deportivas del San Fernando, se convirtió en el nuevo caso de una tragedia poco frecuente pero profundamente aterradora: la muerte súbita infantil.
En Asturias apenas existen antecedentes, pero los pocos que se han documentado han dejado una enorme huella en la región. Entre ellos, el fallecimiento de un bebé de cinco meses en Gijón en 2009 y otro niño de 12 años en 2021, también en Gijón, tras un cuadro inflamatorio agudo que generó sospechas de vínculo con el coronavirus.
Los especialistas del Hospital Universitario Central de Asturias, que cada año atienden alrededor de 600 nuevos pacientes con riesgo de arritmia o muerte súbita, señalan la importancia de los estudios genéticos tras una tragedia así. Buscan prevenir riesgos en familiares que puedan compartir condiciones invisibles pero potencialmente mortales.

¿Por qué este caso provocó tanta conmoción?

El desplome repentino del menor frente a compañeros y entrenadores convirtió un día de rutina deportiva en un episodio marcado por el horror y la impotencia. Padres, alumnos y vecinos de Avilés expresaron su consternación, porque el niño no mostró señales graves previas y su muerte sucedió con una rapidez que dejó a todos sin palabras.
El hecho de que ocurriera en un lugar considerado seguro, acompañado por adultos y en una actividad tan cotidiana como un entrenamiento escolar, intensificó la angustia de la comunidad. Muchas familias se preguntan si existe alguna manera de prevenir episodios así o si se trata de tragedias imprevisibles.
La investigación médica continuará para determinar si el menor presentaba alguna condición cardiaca oculta, mientras Avilés trata de asimilar un acontecimiento que destrozó la tranquilidad del municipio y evidenció lo frágil que puede ser la salud infantil incluso en contextos aparentemente controlados.

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