Escándalo: Bomberos y DIF hundidos en red de abusos

El municipio de Tlalnepantla enfrenta un terremoto político y social tras la destitución de dos servidores públicos señalados por acoso sexual y laboral. Las miradas apuntan directamente al Comandante de Bomberos, Alejandro Soto Vázquez, y a un trabajador del DIF Municipal, cuya baja se oficializó el 19 de septiembre después de una denuncia de abuso sexual.

La situación se torna aún más escandalosa porque la Directora de Protección Civil, Pamela Arreguín Vázquez, hermana del comandante, también aparece entre los nombres manchados por acusaciones. Testimonios recogidos en la Contraloría Municipal aseguran que el acoso y hostigamiento laboral eran prácticas frecuentes en sus oficinas.

¿Cómo estalló la indignación dentro de Bomberos?

De acuerdo con los reportes, la bomba explotó cuando Alejandro Soto presuntamente acosó a una elemento del cuerpo de Bomberos, hecho que indignó a sus compañeros y los llevó a presentar la denuncia ante el Órgano Interno de Control (OIC).

El golpe fue demoledor: al menos 20 denuncias se acumularon contra Soto y su hermana, lo que destapó un ambiente de soberbia, amenazas y corrupción. Entre las quejas destaca la exigencia a los bomberos para vender tanques recolectados en emergencias, una práctica prohibida que desató más indignación.

Mientras la administración municipal asegura que actúa con firmeza, en las estaciones de servicio reina el miedo. Elementos de Protección Civil y Bomberos denuncian represalias, hostigamiento y presiones por atreverse a hablar.

¿Qué consecuencias deja este escándalo?

La destitución de Alejandro Soto ya es un hecho, pero la crisis no se detiene ahí. La sombra de Pamela Arreguín continúa sobre los trabajadores, quienes exigen al edil Raciel Pérez que garantice un entorno laboral libre de abusos.

El caso también tiene un rostro trágico: Alan, bombero con más de 20 años de servicio, denunció malos tratos de Soto y Arreguín. Su voz quedó silenciada por una grave enfermedad que terminó con su vida, sin recibir el apoyo institucional que pidió.

En paralelo, la destitución de un ex trabajador del DIF Municipal confirma que este caso no es un hecho aislado, sino parte de una estructura de abusos que alcanzó a diferentes áreas. Las investigaciones penales ya corren en la Fiscalía del Estado de México, mientras el OIC sigue recibiendo testimonios.

La sacudida en Tlalnepantla deja claro que la tolerancia cero al acoso aún está en entredicho y que los servidores públicos deben rendir cuentas. El municipio, ahora bajo los reflectores, enfrenta la presión de demostrar que la impunidad no tiene cabida en sus instituciones.

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