Maestros acribillados en camino rural de Zacapa
El amanecer del miércoles 12 de noviembre en Zacapa se tiñó de tragedia. Los maestros Flor de María Pineda, conocida cariñosamente como “Seño Flor”, y su pareja Édgar Castillo, perdieron la vida de forma violenta mientras se dirigían a impartir clases en una escuela rural de la aldea Potreritos. Su viaje habitual por el camino de terracería terminó convertido en una escena de horror.
De acuerdo con los primeros reportes, ambos viajaban en una motocicleta con placas M-557FVZ cuando fueron interceptados por dos hombres armados, también a bordo de una motocicleta. Los agresores abrieron fuego sin advertencia. Testigos afirmaron que las detonaciones estremecieron a la comunidad, que poco después encontró los cuerpos de los docentes tendidos sobre el camino, entre libros y materiales escolares.
H2: ¿Asalto o crimen dirigido?
Las autoridades locales trabajan en dos hipótesis. La primera sostiene que los atacantes intentaron asaltarlos, pero al no hallar objetos de valor, les dispararon a quemarropa antes de huir. La segunda línea apunta a un ataque premeditado, dirigido contra uno de los maestros. Ninguna de las versiones se ha confirmado, pero las circunstancias despiertan sospechas entre los investigadores.
Vecinos aseguran que los agresores escaparon rumbo a la aldea San Pablo, cruzando un puente colgante para perderse entre la maleza. Los pobladores dieron aviso inmediato a la Policía Nacional Civil (PNC) y al Ministerio Público (MP), cuyos agentes llegaron minutos después para acordonar el área y recoger evidencias. La escena quedó rodeada por estudiantes, curiosos y familiares que no podían creer lo ocurrido.
H2: ¿Quiénes eran las víctimas?
Flor de María Pineda era una maestra querida en la región, conocida por su dedicación a los niños del campo. Su pareja, Édgar Castillo, también trabajaba en el sector educativo. Ambos emprendían cada mañana el mismo trayecto para cumplir con su labor, sin imaginar que se convertiría en el último.
La noticia provocó indignación y miedo entre docentes y padres de familia. Muchos exigieron mayor seguridad en las zonas rurales, donde los maestros suelen viajar largas distancias en condiciones precarias. Las redes sociales se llenaron de mensajes de dolor y reclamos de justicia.
Mientras los investigadores analizan los casquillos hallados y revisan cámaras cercanas, la comunidad de Zacapa enfrenta otra jornada marcada por la violencia, el silencio oficial y la impunidad que amenaza con volver rutina lo inaceptable.
